sábado, 7 de diciembre de 2013

Relatos eróticos: ¿Una pausa para el cigarrito? Mejor una mamada ¿no?



Aquello era Sodoma y Gomorra en horario laboral. Yo estaba liada con mi encargado, un gigoló al que le gustaban todas y cada una de las mujeres. En realidad se parecía bastante a mi. Lo pasábamos en grande porque trabajábamos en un destino turístico muy regentado por turistas y gente que va a pasarse el verano de farra y sexo promiscuo.

Mi compañero de trabajo y yo llevábamos un juegecito extraño; flirteábamos con todos , nos reíamos, pero a la vez (y sin dejar que se nos notara) nos poníamos un poco celosos el uno del otro.

Krasivyy solía caerle muy bien a la gente, en especial a las chicas, siempre estaba bromeando e intentando sacarles los colores. Se creía todo un rompecorazones, un macho men, un rompebragas, un follador nato...y no le faltaba razón. Las mujeres se paseaban por nuestro puesto a saludarlo con sus caritas rojasy sus risitas risueñas. Pero afortunadamente también se pasaban chicos de muy buen ver con los que yo también ligaba sin reparo alguno. Recuerdo que cuando alguno me daba su teléfono , Krasivyy cogía el papel, lo hacía una bola y se lo escondía o lo tiraba a la basura. Yo entre risas le decía que era "para una amiga" y que solo le quería a él. Era una relación muy divertida, sobre todo porque a la salida del trabajo nos encontrábamos ambos para estar juntos, a las afueras alegados de las miradas de los otros y, por supuesto, de los otros posibles ligues para otros días.

Pero sin duda, lo mejor era el día a día. Trabajando y de cachondeo en un espacio reducido de 5 metros cuadrados con el objeto de tus más húmedos orgasmos era sin duda la mejor forma de vida posible en aquel momento. No solo nos dedicábamos a follar en horas libres, sinó que poco a poco, el lugar de trabajo se fué convirtiendo en una especie de bacanal de roce, palabras húmedas, besos fortuítos y tocamientos varios. Que si "voy a cojer esto aqui" servía de excusa para rozarme con su miembro el culo que si "estoy buscando esto" servía para ponerle las tetas en al espalda... en fin, ¡¡era el curro más erótico-festivo en el que había trabajado nunca!!

Así que un día las cosas se calentaron tanto (y también porque me pierde que me reten) que decidí darle una alegría al cuerpo a mi Krasivyy y dejar que soltara toda esa tensión que tenía acumulada en sus testículos. Éramos tres trabajando en ese momento y en la pausa para el cigarrito, nuestro colega y espectador de nuestros piques (otro trabajador amigo de ambos) se salió fuera del recinto a hacerse un pitillo. En ese momento yo me metí por debajo del fregadero a la altura de la entrepierna de Krasivyy mientras él miraba por el mostrador hacia afuera. Le saqué aquella enorme polla que tantas veces me había follado de todas las maneras y me la metí en la boca. Èl estaba que no se lo creía. NO sabía que cara poner... Mientras oía las risas de nuetro compañero fuera, su pollon se estaba poniendo más y más duro de lo que ya la tenía dentro de mi boca y se la mamé con unas ganas y gusto como de quien se come un filete después de dos días en ayunas. Aquella polla estaba riquísima y no me la iba a acabar por más que chupara.

Yo estaba en lo mío y entonces oí como pasaba alguien (un cliente asiduo) y le preguntó a Krasivyy porque sonreía tanto. Todos nos empezamos a partirnos de risa (incluída yo que seguía debajo del fregadero con su miembro en la boca.) Mientras el dueño del misma daba excusas al aire para que se largara el cliente en cuestión.

Al cabo del rato la cara de Krasivyy se volvió más y más tensa y su polla empezó a palpitar más y más deprisa mientras me sacudía con su leche en toda la boca. Entonces su cara era todo un poema;  una mezcla de placer, cansancio, verguenza y estupefacción. No se lo podía creer. Y es que no hay nada como una buena mamada en el descanso para el cigarrito.

- ¿Me das un besito ahora, Krasivyy?




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