domingo, 14 de diciembre de 2014

El Rumano Rapero


Nombre: El Rumano Rapero

Personalidad: Salido perseguidor de chochetes.

Aspecto físico general: Rapero raro

Tamaño y forma del miembro: Ni lo vi.
¿Se lo recomendaría a una amiga?: Claro bro, para un polvo se emergencia va bien.

Valoración final: Sobre un sex, bro!



El Rumano rapero era un asiduo a los bares de copas que yo frecuentaba, nos conocíamos de habernos visto en casi todas las fiestas, era el típico tío que le tira cacho a todas las pavas y misteriosamente siempre acaba con alguna. Era un chaval normal de pelo corto moreno, con los ojos azul claro, muy zalamero con las tías y simpaticón que siempre andaba buscando un chochete, de cuerpo era bajito y con pintas de rapero que hacían que pareciera más gordo de lo que en realidad estaba porque usaba dos tallas más de ropa y complementos muy extravagantes. Yo siempre la vacilaba un montón; solía ponerse gorras enormes de colores imposibles, recuerdo una vez que llevaba una plateada con la visera enorme; "¿Esa gorra que es, para llamar a la nave nodriza?" ¿Es así como te comunicas con tu planeta?" - le dije.  Él se lo tomaba guay y yo me hachaba unas risas, siempre que nos cruzábamos íbamos ambos borrachos como una cuba o drogados. Esa noche además la que iba salida era yo. Había acabado la noche y ya en la puerta de la disco de turno, donde se rifan los últimos plovos, El Rumano y yo nos habíamos quedado para los restos. Ninguno de los dos habíamos pillado cacho en toda la noche. Con el calentón que tenía me daba igual si follarmelo a él o a cualquier otro, ya ni veía bien solo podía pensar con el coño, así que lo enganché por banda y nos fuimos a follar a mi casa.


Cuando llegué mi compañera de cuarto, una chica italiana que además trabajaba conmigo y era mi "mano derecha" en fiestas y ligoteos (he aquí otra historia donde sale ella) se me había adelantado. Así que a la que le tocó esta vez irse a follar al baño fue a mi.
El Rumano y yo teníamos tantas ganas de desfogarnos que nos saltamos todos los preliminares y el sexo oral para que me pusiera a cuatro patas en el suelo y empezara a metermela por el agujero. Me daba bien duro como si no hubiera un mañana follándome el coño empunjando más y más fuerte, traca, traca, traca, traca... mientras yo chorreaba de gusto y le ponía la polla bien mojada chof! chof! chof!... Estábamos muy muy salidos y muy muy borrachos. Nos desquitamos un buen rato en el baño como un par de perros en celo, follando hasta sudar alcohol. Luego a la salida y antes de que se fuera por la puerta yo seguía desquiciada por un poco más de polla así que empecé a meterle mano y morreare sin piedad de nuevo.. él  me empotró contra la mesa de la cocina, me puso allí subida con las piernas abiertas y me la volvió a meter dura como una pierda para volver a follar de nuevo desesperadamente, como si un reactor nuclear fuera e explotar en cualquier instante y éramos nosotros los que teníamos que darle la cuerda para que estallara. Era un mete-saca mete-saca vicioso y chorreante, la mesa estaba medio coja y se oían los goles; ¡pum, pum, pum, pum, pum,! contra la pared. La matraca que nos dimos en la cocina fue épica, a la mañana siguiente todos mis compañeros de piso (que no eran pocos) me odiaban porque no les había dejado dormir por los golpes que hacía la mesa contra la pared y los gemidos de cuando follaba. ¡Joder con Rumania!



lunes, 8 de diciembre de 2014

El bombón de Chocolate

"Los jabones de cacao me traen gratos recuerdos"


      Había sido un año muy ajetreado entre idas y venidas. Por sexta vez me cambiaba de casa pero por fin aterricé en el mejor piso que encontré (lo bueno siempre al final) bueno-bonito-barato y solo éramos dos compañeros, yo y un chico negro que conocía de vista y de ser amigo de una amiga. Resultó ser un encanto de hombre, amable, comunicativo, sin pelos en la lengua congeniamos muy bien. Todo era muy normal y cordial, yo hacía mi vida él hacía la suya. Por aquella época me encontraba en una "pausa amatoria" estaba hasta la pepitilla de folleteos rápidos y poco  complacientes, quería sexo bueno y real, quería encontrar una buena pareja sexual. Aquel bombón que pululaba por mi casa era todo erotismo, sus palabras, sus gestos, a mi me empezaba a picar la curiosidad y otra cosa. Poco a poco los encuentros en la casa fueron teniendo más y más morbo para mi calenturienta mente. Le seguía con la mirada el culo imaginando a través del pantalón del pijama como se vería sin ropa. A pesar de que siempre estábamos de broma y con indirectas, yo no sabía si realmente tenía alguna oportunidad con él o solo es que todo iba de coña (también era un marrón si me daba calabazas ya que vivíamos juntos, imaginad el panorama) Pero un día no pude más, quería saber si podía pegarle un mordisquito a este trozo de chocolate, así que me armé de valor y...que decir que acabamos desnudos en el comedor junto al fuego de la chimenea.



Entonces despejé mis dudas de que había dado con un cuepazo increíble además de un amante fabuloso y un pervertido en potencia (¡chicas pedir que el universo os lo concederá!)  A pesar ya de tener sus añitos cumplidos (él era unos seis años mayor que yo) cuando desenvoví aquel bombón... ¡flipé en blanco y negro! Él estaba todo marcado, ni un gramo de grasa, era todo fibra, pura genética un trozo de chocolate que iba a ser torneado y dado forma por mi lengua y mi boca, ¡¡iba a comerle hasta el toblerone!! Tenía la piel suave como la de un bebé, el culo prieto de esos que me vuelven loca y lo mejor de todo olía tan y tan bien... como una pastilla de jabón de cacao. Era todo un placer para los sentidos.

Besé esos labios carnosos que parecían dos cerezas maduras acariándole la cabeza mientras mis dedos tocaban pequeños caracoles... daba gusto solo pasarle la mano por el pelo... luego su piel... su tacto era como la seda, yo bajaba por su pecho con mis manos y a cada palmo apreciaba mi mano blanca sobre aquella carne oscura y me ensimismaba con el contraste de nuestras pieles, quería mezclarla conmigo aún más quería que se metiera dentro. Lamí sus pezones dulcemente mientras él ahogaba un susurro de placer, quería comermelo despacio, sin prisas, al calor del fuego, como cuando tienes el último trozo de chocolate en la boca y quieres que dure para siempre... él también me acariciaba toda, no dejaba parte de mi cuerpo sin tocar, mientras me mordisqueaba el cuello, estábamos desnudos alli el uno ante el otro, solo sintiendo nuestro tacto y pensé que estar desnuda junto a un cuerpo como aquel era como me gustaría estar el resto de mi vida. 



Empezó a besarme toda, los pechos, el abdomen, el culo, las piernas.. y bajó hasta mi entrepierna para meter sus labios y sus rizos en ella. Su lengua era fuego y agua a la vez, con sus morros abarcaba todo mi sexo, lo chupeteaba y comía como pocos ¡era un profesional del cunilinguis! Después de hacerme sentir gozar yo también quería hacerle disfrutar a él,  me metí en la boca aquella polla rica como el regaliz, ¡puro habano! resbalaba sola en mi garganta y mi boca, salía y entraba, salía y entraba... estábamos encajados el uno con el sexo del otro, comiéndonos mutuamente... disfrutando del manjar ambos a la vez.
Luego él se puso frente mía de rodillas me levantó las piernas, se las colocó a los hombros y empezó a penetrarme suavecito sin prisas, gustosamente para adentro... metiéndome primero la punta, luego el tronco entero...uhmmm ¡se sentía tan bien! Empezó a lamerme los dedos de los pies y se metió en la boca el pulgar... ¡¡oooooohhh diossss!! yo me derretía del gusto ¡Lamiéndome los dedos de los pies era como si me lamiera el mismísimo clítoris! mi coño ardía por todos los lados, toda yo era una vagina palpitante, Había olvidado lo mucho que me gustaba que me hicieran eso. Era un pervertido con todas las de la ley y yo había tenido la suerte de encontarlo. Nos pasamos toda la tarde en el salón follando junto al calor del fuego, aquello era un sauna y sudábamos como cerdos, cada vez que me follaba más y más rápido me corría una y otra vez, me ponia de todas las posiciones, me follaba y me lamía, me agarraba las tetas y me penetraba más y más. Así durante varias semanas, después caíamos rendidos sobre el suelo del comedor, agotados, chorreantes, con la dopamina por los aires. ¡Luego dicen que el cacao engorda!


Nombre: Bombón de chocolate



Personalidad: Amable. Pervertido.

Aspecto físico general: "With brown cocoa skin and curly black hair"

Tamaño y forma del miembro: Moreno, proporcionado, ni muy grande ni muy pequeño, muy limpio y suave.

¿Como era en la cama?: Morboso, entregado.

¿Se lo recomendaría a una amiga?: Claro, el sexo  interracial es una de las experiencias más sensuales.


jueves, 4 de diciembre de 2014

Mi primer pene

"Desnudo y con unos zuecos sanitarios"

A la tierna edad de doce añitos recuerdo que vi mi primera polla de casualidad. Estaba en casa de mi mejor amiga durmiendo como muchos otros fines de semana en los que nos quedábamos una en casa de la otra a pasar las vacaciones. Ella vivía en una casa antigua de un barrio costero, era una casa muy grande con un encanto pasado, pero para ir al cuarto de baño había que cruzarse el comedor y la cocina porque quedaba a la entrada del patio interior, ¡maldito el frío que se pasaba en invierno! 

La familia de mi mejor amiga era la típica familia desestructurada; eran cuatro hermanos, el mayor pasaba de todo, la hija mayor estaba enferma y le gustaba mucho la fiesta, la mediana era mala estudiante y una rebelde también y la pequeña era la niña no deseada después de una operación de ligamiento de trompas que no salió bien por lo visto. A pesar de ser la más pequeña y al parecer la más modosita mi amiga no tenía un pelo de tonta y en cuanto tuvo la oportunidad se largó de esa casa. 
Pero por aquella época nosotras estábamos a lo nuestro que era jugar. Fue por aquel entonces cuando reapareció el padre de mi amiga (y de toda la family) que después de estar separados muchos años por problemas de covivencia venía a pedir perdón y asilo a su primera esposa. Me recordaba al típico canalla español, con gafas a lo John Lenon, barba de hippie, tabaco de ligar, había tenido un hijo con otra y había sido camionero en sus tiempos mozos. Se decía de él que era un prenda de mucho cuidado. Con las mayores fumaba porros y a nosotras nos venía con cosas como "Tenéis que dejar de jugar con muñecas y empezar a jugar con muñecos".

Aquella casa era el despiporre total, la anarquía en el núcleo familiar; la madre no sabía imponerse y el padre venía después de tanto tiempo a querer arreglar las cosas y si a eso le sumas dos adolescentes  hormonadas y rebeldes y una niña pasmosa que jugaba sola cuando no tenía a su amiga del alma... pues cuanto menos era entretenido. 

Esa mañana en la que me levanté con unas ganas de orinar terribles me tuve que recorrer media casa para llegar al baño, y llendo por el pasillo oí a alguien trasteando en la cocina e instintivamente me giré. A allí estaba él. El padre barbudo de mi amiga desnudo con unos zuecos de esos de agujeros que llevan las enfermeras y el pijo colgando, preparándose un sándwich. Yo me quedé con cara de (O_O) "¿qué coño pasa aquí? ¿Qué acabo de ver?"- pensé una vez pude posar mi culo en la taza del wáter. Y volví al cuarto sin mirar a la cocina.


Resulta que el señor y la señora de la casa acababan de hechar un polvo y a él le dio hambre y se fue a hacerse un emparedado a la cocina medio en pelotas. (digo medio porque llevaba zapatos) A mi tal exhibicionismo ibérico me chocó, recuerdo que pensé en mi santa inocencia "que feos son los hombres desnudos" "y lo que les cuelga aún es más feo" claro que yo lo había visto de lejos, pero sabía exactamente que era. 
Al despertarnos esa mañana a la hora del desayuno ambos hicimos como si nada. (¿Porqué desayunaría de nuevo si ya había comido antes?)

Y recuerdo también que otro día que yo entraba al baño con la corre-prisa de nuevo, lo pillé cagando leyendo el periódico mientras una de las hijas se maquillaba en el espejo. Definitivamente solo un baño para una familia tan grande era poco.