lunes, 9 de diciembre de 2013

El escuchimizado

Era una noche de esas que sales de farra por salir. Iba al garito de siempre y allí entontré a uno de mis compañeros de trabajo. Era un tipo bastante interesante y algo mono. Nada del otro jueves. Era alto y escuálido como un palo. El no-tan-tipico italiano.

Nos veíamos todos los días en el trabajo pero nunca nos habíamos insinuado o tenido miraditas o cosas por el estilo. Era solo un compañero más, simpático y agrabable pero eso era todo. Aquella noche que me crucé con él yo iba con el corazón roto paseándome por el bar donde solía ir con mis amigos para despejarme un poco, pero sin ningunas ganas de nada realmente. Bebí para ahogar mis penas y al salir del bar me lo volví a cruzar. Allí estaba sonriente como siempre, dispuesto a escuchar y ha hablar. Después de un rato lo abracé buscando el consuelo en unos brazos amigos y calurosos y empezamos a besarnos.

La temperatura fue subiendo y aquel etílico beso se convirtió en un morreo apasionado y unos sobeteos en las nalgas. Aunque tenía que levantarme para alcanzar sus labios su cuerpo era tan delgado que podía dar la vuelta a su cintura dos veces con mis brazos. Era algo extraño a lo que estaba acostrumbrada.

La falta de espectativas, la desidia del  momento y el vino hicieron una mixtura perfecta para dejarse llevar en una noche en la que, aparentemente, se presentaba tediosa. No llegamos ni si quiera a casa a comenzar la cópula. Paramos a mitad camino cerca de un lago y allí en la pendiente del césped, se tumbó encima mía asomando su polla entre la bragueta de sus pantalones mientras yo con un pie descalzo y el otro con la media aún puesta y las bragas bajadas ponía mi culo en la húmeda hierba. Para mi sorpresa el cacharro que sacó era de un calibre importante y me metió entero aquel enorme y largo pollón que ocultaba con disimulo la delgadez de su cuerpo. ¡Todas las vitaminas se le habian ido a su miembro! Con mi vagina aún chorreante nos fuimos a casa a seguir con la misión, ya que aunque era de noche, el parque del lago estaba demasiado bien iluminado y hubieron un par de transeúntes que se cruzaron en nuestro encuentro.

Una vez entre las sábanas era más cómodo proseguir, pero tampoco nos entendimos muy bien, fue un polvo más bien flojito. Así que cuando acabamos, le mandé a dormir a su casa. No quería abrazarlo ni estar con él, quería estar sola con mis pensamientos. Con mis movidas. Y aunque no es propio de mi, lo tiré de mi casa con la rapidez de un rayo sin dejarle nisiquiera reaccionar con una excusa barata que ni recuerdo. Por fin estaba sola.

 Los días siguienets transcurrieron con normalidad en el trabajo. Le pedí disculpas por haberlo despachado de aquella manera de mi cama (la verdad era un chico que no se merecía aquel trato) a pesar de todo estubimos un par de veces más juntos paseando, besándonos como colegiales y recostándonos de nuevo en la hierba. Pero por aquella época yo no estaba muy receptiva y a él le notaba bastante más interesado de lo que yo realmente lo estaba por él. Se que me lo perdí, porque él era un gran tipo y me hubiera tratado bien. Pero también sabía que yo no podía corresponderle. Así que nos separamos con uno de esos tantos abrazos tiernos que nos habíamos dado en otras ocasiones.

...ciao belo.



FICHA TÉCNICA:


Nombre: El escuchimizado
Personalidad: Agradable, risueño.


Aspecto físico general: Moreno sin mucho pelo, alto y seco como una lagosta.


Tamaño y forma del miembro: Grande, pero sobre todo laaaarrrgggoooooo...

El encuentro sexual: Con el culo en la hierba mojada a la luz de las farolas.

Cosas que me pasan por la cabeza: "¿De donde ha sacado semejante polla este esmirriao?"

¿Se lo recomendaría a una amiga?: No era como para tirar cohetes en la cama pero fuera de ella te trataría como una reina.

Valoración final: un 5.




No hay comentarios:

Publicar un comentario