miércoles, 8 de octubre de 2014

El noruego tímido

Desde la gran ventana ancha como tu cama, en la pared inclinada de tu habitación y como si de un espejo se tratara, se reflejaba tu hermoso y pálido cuerpo desnudo; podía apreciarlo todo por completo por detrás; tu espalda, tus nalgas y tus piernas, tus brazos alrededor de la cama y tu cabeza entre mis muslos... aquella imagen fue una de las cosas más hemosas que ví en el país de los fiordos.

Me rescataste aquella noche de una discotea local, subiendo por la colina hasta llegar a tu casa nos parábamos a darnos besos en cada farola (como dice Sabina) Nos habíamos conocido solo unos días antes en el que te había robado un beso por sorpresa. Me pareciste muy callado, muy nórdico y no sabía como reaccionarías;  tus ojos verdes grisáceos ocultos detrás de las gafas no se escaparon a mi mirada, tu pelo ondulado cayendo sobre los hombros dandote ese aspecto descuidado y a la vez interesante fue otra de las cosas que me decidió a acercarme. Parecías un chico muy interesante aunque lo suficientemente tímido como para no lanzarte.

Pero aquella noche en la intimidad de tu casa , ya a solas en tu habitación te quitaste la camiseta y dejaste ver un torso labrado, fibroso que acompañaban unas piernas y un culo igual de definidos. ¡nadie lo hubiera sospechado! con tu apariencia de timidillo nerd te convertiste de repente,  y con el simple hecho de desnudarte,  en una espacie de rockero sex-symbol capaz de hacer desmayarse a las fans (además te pegaba porque tocabas la guitarra)  En cuanto a mi, pensé que me había tocado la lotería porque iba a poseer a aquel cuerpazo y aún no sabía lo mejor... que eras un entregado amante.

Te deshiciste de mi ropa con una suavidad, rapidez y gracia que dejó en cuestión de segundos mi desnudo al descubierto. Sonreíste muy ampliamente, a ti también te gustaba lo que veías.

Me cojiste de la mejilla y me diste un largo beso... húmedo mientras yo saboreaba tus labios como si el tiempo se hubiese detenido. Luego te quitaste las gafas y las dejaste cuidadosamente en la mesita de noche, me tumbaste boca arriba, me volviste a besar dulce y apasionadamente, chupandome como si de un caramelo se tratara mientras con tu mano me acariciabas toda; el cuello.. los hombros.. los pechos... la cintura... las ingles, las piernas... yo vibraba en cada caricia, me dejaba hacer, estaba como en una nube, no me esperaba tanta dulzura, tantas antenciones, ni a ese cuerpazo y mucho menos esas habilidades amatorias.. ¡¡que secretos escondían eso ojos verdes!! sin dejar de tocarme bajabas lentamente con tus labios recorriedno de nuevo el camino que habían hecho tus manos, llegaste a la altura de mi sexo y mis piernas se abrieron como una flor dejando caer las rodillas a ambos lados. Te acercaste lentamente a mi vulva.. notaba tu aliento caliente en ella, haciéndomelo desear más, quería que tu boca tocara mis labios inferiores...  te acercaste muy poco a poco a ellos como si fueras a comer un pastel que se deshace enseguida y tus labios se unieron a los míos, pude notar su dulzura de nuevo, solo que esta vez en mi sexo, tus besos eran lánguidos y tendidos ,abriendo y cerrando los morritos contra mi...tan rico... entonces sacaste tímidamente tu lengua húmeda y la pasate por todo de nuevo lamías y chupabas sin parar de arriba a bajo, desde más a bajo hasta arriba del todo, desde mi ano hasta llegar a mi clítoris, me recorrías entera con toda tu lengua fuera, sin dejar ni un pedacito de pastel, rebañando aquel plato, ahora de costado, ahora entre los labios interiores y exteriores, ahora con todos dentro de tu boca... Yo seguía viajando en aquella nube, estaba en el mismísimo cielo.  Abrí los ojos un momento, vi tu reflejo en el cristal de aquella enorme  ventana inclinada por la que entraba la brisa nocturna y viendo tu cuerpo desnudo mi cuerpo y mi mente se pusieron más y más excitados subiendo más y más la temparatura, como si yo fuera agua apunto de hervir, elevando los grados de aquel lugar, mientras mi cuerpo y mi sexo daban espasmos como el líquido que intenta irrumpir y salirse fuera para acabar desbordándome como un lago mientras tu boca seguía bebiendo de él... cuando parecía volver a la quietud un hilo de flujo, al igual que las cascadas que caen de los fiordos, caía por mi perineo hasta llegar a tu cama. Ahora parecía estar de nuevo en calma, pero en mi interior ese fuego que me hervía seguía fluyendo y agitándome por dentro momentos despues de que me corriera en cascada...

Quería más. Siempre más. Pero es solo era el principio, posando tu mano en mi cintura de nuevo te reincorporaste a mi altura escalando por mi cuerpo para volverme a besar esta vez en la boca . Tu pene estaba muy muy duro, como un tronco, era firme, casi recto, muy rico y apetecible, pero antes que pudiera yo llebármello a la boca me cojiste de las manos y te introduciste lentamente detro de mi, tan lentamente que creí morir del gusto. Movias tus caderas poco a poco, de lado a lado, recorriendome por dentro, sacando tu miembro casi hasta el final, pero sin salirte nunca para volver a meterlo muy despacio hasta el fondo de mí, mientras no dejabas de besarme, cojerme del cuello, los hombros, la cintura, las caderas... yo entonces muy encendida agarré con ambas manos ese culo prieto y torneado entre mis garras para no soltarlo nunca, empezamos a movernos más ágilmente, acompasados, juntando nuestras caderas sin apenas separarlas. Éramos como agua fluyendo a la vez...Cuando empezábamos a ir muy rápido bajábamos el ritmo, ¡ninguno de los dos queríamos que ese momento acabara nunca! era tan cálido y acompasado... penetrarnos el uno en el otro era un placer al cual no queríamos renunciar jamás.  Pasamos así toda la noche, el uno dentro del otro, en ocasiones yo encima llevaba las riendas de la marcha, luego volvías a ponerme debajo y me llevabas tu de nuevo... luego me ponías de costado y tu te levantabas de cintura ara arriba, entonces, con las rodillas sobre la cama y sin salirte de dentro de mi en ningún momento, cruzabas mis piernas con las tuyas y enlazadas como si se entrelazaran los dedos de las manos mientras seguíamos dándonos placer entrando y saliendo, entrando y saliendo,entrando y saliendo... una vez más, y otra, y otra, cada vez más y más deprisa, más y más duro, más y más sofocados queriendo alargar el momento pero apunto de estallar... hasta que no pudimos más y nos desbordarnos como un torrente de agua, gritando del placer del desahogo... entrando en el éxtasis de la dopamina... con las sonrisas tatuadas en las caras... la temperatura de la habitación que había subido a niveles de vapor volvió a descender hasta llegar a un punto muy muy agradable donde la brisa de la nocche acariciaba nuestrso cuerpos sudorosos, nos quedamos dormidos abrazados cuando ya clareaba el día.  Esa misma mañana, algo más tarde, volví a asomarme aún desnudda por la ventana y pude ver la ciudad entera. Preciosa en ese instante.

Ahora y cuando pasaba por al lado de la cuesta que lleva a tu casa, me pregunto con curiosidad y algo de tristeza; ¿quien se asomará ahora por esa ventana? 




Nombre: El tímido Noruego


Personalidad: Parecía callado y sosegado.

Aspecto físico general: Era un bombón, un cuerpazo.

Tamaño y forma del miembro: Normal y bonito.

El encuentro sexual: El calor derretía la nieve.

Frases que me pasan por la cabeza: "¡Me ha tocado la lotería!" "¡Menudo cuerpazo! ¿esto es para mi solita? Uhmmmmm"
¿Se lo recomendaría a una amiga?: Selvfølgelig!
(Por supuesto)



No hay comentarios:

Publicar un comentario